Yesterday I wrote this whole post about how amazing it was that I’d remembered to write my post over the long holiday weekend. Usually I get all discombobulated and think that Monday is Sunday, but this time I didn’t. Yay for me! But the god of three-day-weekends had to mess with someone, so of course the server on my website went down and not only couldn’t I post the blog, but it didn’t autosave. *head thunk*
So, what did I write about? September. It’s September people–the beginning of my most favorite time of year. But I’m not going to write about that because even though you didn’t read the post, I’m bored with that now. That was yesterdays’ news. *grin* Instead, I’m going to tell you about my awesome writer friend, Lobsang Camacho, who translated the first chapter of TOUCHING THE SURFACE into Spanish for me. I thought you might like to see it. And although it’s been a really long time since I took my Spanish Regents, this is awesome and I love it…
TOCANDO LA SUPERFICIE
Por Kimberly Sabatini
(Traducción: Lobsang Camacho)
1
el otro lado de la superficie
Mi cuerpo golpeó el agua. Pensamientos se desperdigaron como un puñado de cuentas que han caído sobre un piso de madera. Jadie por aire y la corriente se precipito dentro de mí. Mi garganta ardía. Pánico, derrota, destellos de luz explotando en mi cabeza. Rendición. Me hundí suavemente… hasta que… dedos envolvieron mi muñeca, jalándome fuera del agua. En cuanto mi cabeza rompió la superficie, todo cobro sentido. Yo había muerto… otra vez.
***
Me encontraba al final del muelle que se internaba hacia el centro del lago, tocando con mis dedos mi amuleto de plata en forma de pluma de águila, colgando en el hueco debajo de mi cuello. La cadena estaba enredada en los cabellos cortos debajo de mi cola de caballo. Estaba aturdida e imágenes destellaban frente a mis ojos. Recuerdos de Mel y de mis visitas previas al Obmil se precipitaban hacia mí, pero cuando se trataba de saber quien era yo en mi vida pasada, todo lo que podía distinguir entre la neblina de mi confusión era el hecho de que yo era una muchacha. Una muchacha y un fracaso.
—¿Samantha? ¿Eres realmente tú? —Mel respiró profundamente y sonrió, confirmando que sabía exactamente quién era yo.
Comenzaba a recordar ahora. Todo a mi alrededor se veía tal y como estaba en mis ultimas dos visitas. Yo, por otro lado, estaba asegurada a lucir completamente diferente. Pero eso no era inusual o problemático. Un alma en la vida después de la muerte era reconocible. Cuando llegas al Obmil en el último cuerpo que has habitado, no es realmente muy diferente a aparecer en una reunión familiar usando un atuendo distinto. Todos tenemos una esencia, una feromona que se antepone a la ilusión óptica del cuerpo que se esta usando. Me han dicho que mi alma huele un poco a madera recién cortada y chocolate oscuro.
Mel tomo otro respiro profundo y me sonrío, su cara calida y acogedora. Lentamente, el nudo de información en mi cabeza empezaba a desbaratarse. Había sido la mano familiar de Mel quien me saco del agua, fuera de mi tercera vida. Eso tenia sentido. Después de todo, ella me recibió en mis ultimas dos llegadas al Centro de Progresión Obmil. ¡Me lleva!- eso significaba que era mi tercera vez. Estaba atrapada.
Mel me estudio por un momento, luego bajo la mirada para anotar mi llegada en su cuaderno. Ella era fanática del periodismo, pero sospechaba que me estaba dando tiempo de adaptarme a mi situación. Su bolígrafo volaba a través de la página mientras hacia anotaciones. Podía imaginar sus comentarios acerca de mi futuro. Alma perdida-rápidamente dirigiéndose hacia ningún lado.
Pensé en ello por un momento, dándome cuenta de que ya no era Samantha. Ese había sido mi nombre en mi segunda vida, la última vez que tome una desviación hacia el Obmil. Podía sentir la piel entre mis ojos arrugarse mientras hurgaba en mi memoria. ¿Quien era yo esta vez?
En mi primera visita al Obmil, mis recuerdos habían sido como queso suizo: Emmental, para ser exacta. Había mas información presente que ausente. Como una Secundiza, las lagunas eran más grandes. Los recuerdos tardaron un poco más en regresar, pero con el tiempo se llenaron todos los espacios vacíos. Honestamente, casi había sido sencillo. No se necesitaba Ahondar en Primerizos o Secundizos. Pero aún podía escuchar la voz de Mel advirtiéndome que recordar mi pasado no era mi primera prioridad. Se suponía que debía aprender algo mas profundo acerca de mi misma en el proceso para evitar terminar en el Obmil otra vez. ¿Por qué no lo había hecho entonces? Ser una Terceriza era humillante. Era como reprobar gimnasia por rehusar ponerse el uniforme. Pero así como me sentía tonta por estar en la vida después de la muerta de nuevo, también sabía que debía averiguar qué me trajo aquí.
La última vez, intenté hacer lo que Mel me recomendó, permitiendo profundizar aún más en uno de mis recuerdos, pero sentí como si frotar mi corazón contra un rallador de queso. En mi segunda vida, mi esposo me había engañado. Repetidamente. Recordarlo fue suficientemente doloroso, pero entonces descubrí mi reacción hacia sus engaños. Pensé que podría cambiarlo. Pensé que era yo. Estaba convencida de que si podía mi empeño en ello, podría convertirme en lo que él necesitaba. Así que me quedé—en un despliegue de comportamiento patético—y él me dejó. Quise quitarme la vida y tal vez lo hubiera hecho, de no ser por mi mejor amiga. Ella me había salvado de hacer algo imperdonable.
Lo que aprendí del ejercicio fue que la introspección duele. Me había quitado el aliento. Nunca quise hacerlo de nuevo. Las cosas eran mejor en la superficie.
Ahora, de pie en el muelle, los recuerdos de mi vida pasada como Samanta pasaron de largo apresuradamente, como un tren pasando por la estación. Estaba tan absorbida en la presentación de imágenes en mi cabeza, que me olvide de respirar cuando mi memoria se quedo súbitamente corta al final de mi segunda vida. ¿Quien era yo ahora?
La mano de Mel me sujetó del codo y supe sin lugar a dudas que esta vez las cosas eran distintas. Estaba vacía. No había recuerdos significativos acerca de mi tercera vida en mi memoria. Todo era un enorme agujero en blanco. No sabía mi propia historia. Era la manera que tenia el Obmil de forzar la jugada, subiendo las apuestas.
—¿Samantha?—Mel agitó su mano en frente de mi rostro.
Sentí un tintineo. Una pequeña fracción de mi memoria se disparo en mi mente, como el pestañeo de una luciérnaga.
—Mi nombre es Elliot. Elliot Turner—respondí.
—Elliot… —repitió mi nombre, mirándome de pies a cabeza—. Eres más joven de lo que eras en tu última visita.
Abracé mi cuerpo, intentando reconocerlo, y mas detalles empezaron a emerger. Apreté con más fuerza, tratando de reconciliar los cambios entre mi cuerpo como Samantha y la nueva yo: Elliot. Mis brazos y mis manos presionaron mi pecho y torso. Mi nueva figura no era una montaña rusa, eso era seguro. Asomándome al lago, encontré mi reflejo en la suave superficie del agua. Diecisiete años eran mucho menos que cuarenta. Estudie mi rostro. Era muy simple comparado con el de Samantha. Mi nueva apariencia era fácil de olvidar. Me di la vuelta y me alejé del agua.
Mel ladeó su cabeza.
—¿Qué tal tu viaje?
—Mojado.
¿Sarcasmo? No estaba segura de donde vino. Tal vez era una pista de mi personalidad.
Mel se detuvo un segundo, ajustó su encrespada melena fuera de su rostro y rió. Cualquiera que llegase al Obmil a través del agua estaría completamente seco al salir. Era una de las ventajas de estar muerto. Había otras maneras. La última vez que había estado aquí caí del cielo. Causa de la muerte: accidente de avión a causa de una falla mecánica. Afortunadamente, aterrizajes de alto impacto dolían tanto como entradas por agua mojaban.
Buscando la mirada solidaria de Mel, la realización de que era una Terceriza me golpeó como una ola. Sin pensarlo, me arrojé en sus brazos.
—No recuerdo nada en absoluto esta vez— los sollozos hacían brincar mis hombros. Recordaba mis primeras dos vidas, pero mi vida como Elliot parecía haber sido arrebatada, olvidada en algún lugar remoto, y nadie me había dado un mapa para encontrarla. Hundí mi cara en la curva del cuello de Mel, donde su olor a lavanda y menta era más fuerte.
—Sshh…— Mel me dijo al oído—. Todo está bien. No hay nada de que avergonzarse. Se que creíste haberlo resuelto la ultima vez, pero traté de advertírtelo. Se necesita más que solo tocar la superficie—. Me apretó el hombro y sonrió—. No te preocupes, no era tu tiempo. Además, si hubieses tenido éxito, no tendría la oportunidad de verte de nuevo.
Aspiré un par de veces, y me deje envolver en sus brazos, sintiéndome segura.
—La iluminación espiritual esta sobrevalorada— dije, separándome y encogiendo los hombros. Pensar en los recuerdos y emociones profundas dolía como si pasaran por un rallador de queso. Me estremecí—. No llevo prisa de todos modos. Estar aquí no es tan malo. Me quedaré contigo por un tiempo.
—Tú no quieres hacer eso —dijo Mel bruscamente.
La mire con sorpresa. Ella era normalmente muy calmada.
—Escucha, Elliot, se supone que no debo interferir mucho con la travesía personal de un alma. Soy simplemente una guía. Pero debes saber que hay consecuencias al quedarse por tiempo prolongado en el Obmil. Esta bien tomarte el tiempo que necesites al trabajar en tu plan de crecimiento espiritual, pero evasión eterna no es una opción.
—¿Que clase de consecuencias? —pregunté, notando como su tensa boca se estrechaba en una delgada línea.
—Digamos que las consecuencias serian infernales —dijo desviando la mirada.
—Acaso me estas diciendo que realmente existe el infier…—Mel me interrumpió lanzándome una mirada abrupta. Todos en el Obmil siempre especulaban. ¿Todas las almas avanzaban después de su tiempo aquí, o había otras opciones no tan agradables?
Mel se aclaro la garganta.
—Solo digo que la mejor manera de manejar ser una Terceriza es seguir el ejemplo de Julia.
—¿Quién es Julia?
Mel se dio un golpecito en la cabeza.
—Perdón. Julia es Emma.
Emma. Mi mejor amiga en la vida y en la muerte. Durante mi primera vida ella había sido un él. De hecho, las dos éramos unos gemelos solterones llamados Arty y Jim. Ambos morimos mientras dormíamos y despertamos en camas gemelas en el Obmil.
Durante mi segunda vida, Emma fue mi mejor amiga. Nos conocimos en el grupo de apoyo para divorciadas. Ella me encontró cuando había tocado fondo. Íbamos regresando de un retiro cuando nuestro avión se estrelló. Ambas veces habíamos estando en la misma vida y en la vida después de la muerte juntas.
—¿Cuándo llegó? ¿Tiene la misma edad que yo? ¿Cómo luce? ¿Acaso ella recuerda si vida pasada? ¿Ya empezó el taller?—Hubiese seguido con las preguntas pero Mel tenia una expresión rara en el rostro, como si estuviera saboreando algo muy amargo.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —mis uñas se enterraban en la palma de mi mano, pero nada sucedía. Mire abajo, dándome cuenta de que ya no tenia los dedos perfectos de Samantha. Trate de resistir las ansias de usar mis dientes para arrancar un padrastro en la punta de mi dedo.
—Going… Julia Going —Mel se trabó al hablar—. Ese es su apellido. Y, bueno, ella no esta en mi taller en este momento. —sus labios adquirieron una sutil forma de “u” invertida.
—¿Qué quieres decir? ¿Por qué no la aceptaste en tu taller? —mis voz sonó mas fuerte de lo que esperaba, y resonó en las paredes rocosas.
—Intenté recibirla, —Mel cruzo y descruzo sus brazos—. Ella es quien no quiso estar en mi taller.
—¿Qué?
—Ven, siéntate conmigo —Mel indicó con su mano un lugar junto a ella en el muelle, el cual estaba tibio por el sol. El olor a cedro era irresistible.
Me senté junto a ella, y cuando estaba puto de lanzarle una pregunta que tenia en la punta de la lengua, ella presiono su dedo contra mis labios.
—Elliot… —ella quito el dedo de mis labios y empezó a tamborilear la madera—. Ella no quiso estar en el mismo taller que tú.
Estaba segura de que no había escuchado bien. Me dolió la quijada de apretar los dientes. No iba a permitirme llorar otra vez.
—Antes de que me preguntes, quiero que sepas que no se la respuesta. Ella no quiso decirme por que no quiere estar contigo. Vas a tener que preguntarle tu misma —ella esperó pero se me habían acabado las preguntas.
—¿Puedo ser egoísta por un momento? —me pidió Mel, dándome su mano.
Asentí, incapaz de decir algo.
—Te extrañé. Yo quiero a todos los que entran en mi vida en el Obmil. Estoy donde estoy porque soy buena encontrando una conexión con las almas perdidas, pero tú y yo tenemos un lazo especial, Elliot—, mi nombre se deslizaba fácilmente en su lengua, como si fuera el único nombre que yo haya tenido.
Yo sentía lo mismo que ella. Quise decirle a Mel lo especial que ella era para mí, sin egoísmo alguno, pero me sentía como una hoja flotando a la deriva. No podía dejar de pensar en Emma. Espera, ella era Julia ahora. Relajando mis dedos, los frote en mis pantalones. Podía sentir la mirada de Mel mientras me levantaba con las uña la cutícula de mis dedo pulgar.
—¿Acaso es ella mas vieja que yo o algo así? —necesitaba encontrar una explicación razonable.
Mel hizo una mueca.
—Tiene diecinueve años.
—Oh.
Mel se levanto y sacudió su colorida falda campesina.
—Vamos —dijo. Sus pulseras de cinco centímetros de ancho tintinaron. La recorrí con mi mirada, desde su cabello alborotado hacia la punta de los dedos de sus pies, cuyas uñas estaban pintadas con los colores del arco iris. Aunque Julia estuviese enojada conmigo por alguna estaña razón, ¿por qué ella no querría estar con Mel?
—Vayamos al Refugio para acomodarte en tu cuarto —Mel indico el camino inclinando su cabeza—. Será mejor irnos de aquí. David viene en camino al lago. Parece que va a recibir a alguien que no tardará en llegar.
Ella volteó a verme con una ceja levantada. David no me caía nada bien, y tampoco me gustaba mucho la manera en que Mel me estaba mirando. Yo no quería verme acorralada en el muelle con David, así que apresuré el paso para alcanzar a Mel. Ahora que ponía atención, pude percibir la ligera vibración en el aire que anunciaba una nueva llegada. Sigue el temblor y podrías tener una idea muy aproximada de donde iba a aparecer la siguiente alma perecida. Aunque la vibración parecía más fuerte en el lago, me di cuenta de que David caminaba hacia nosotras.
David también trabajaba en el Obmil, pero no era para nada como Mel. El irradiaba arrogancia. Abrí mi boca para decir algo desagradable acerca de el, pero Mel se llevo su dedo a sus labios. No estaba segura so fue porque David avanzaba hacia nosotras o porque ella no quería escucharme hablar mal de otra alma “dedicada” en el Obmil. Antes de que pudiera averiguarlo, David estaba parado diez centímetros demasiado cerca. Podía oler su concentrada colonia mientras su ancho cuerpo se erguía frente a mí, bloqueando el sol. Se inclino hacia nosotras y sorbió la nariz emitiendo un sonido mucoso.
—Samantha —su voz resonó—. Tan pronto y ya de vuelta.
Se peino su abundante bigote y empezó a contar con sus dedos.
—Es Elliot Turner ahora —dijo Mel.
Él encogió los hombros y continuo si nadie lo hubiese interrumpido.
—Señorita Turner, ¿acaso esto significa que esta es su tercera visita? Ya es tiempo de progresar. Cuando se es una Terceriza, se necesita realmente resolver los problemas antes de poder seguir adelante. Desafortunadamente, usted no parece ser muy entusiasta.
Mi garganta ahogó un grito. Él ladeó su cabeza.
—¿O tal vez usted tiene una razón para eludir la verdad?
Él hablaba más fuerte de lo necesario. Su sonrisa era excesivamente grande y brillante. A pesar de que él era un sobre-alimentado, exageradamente vestido, bocazas—quien lucia mas como una caricatura de un hombre poderoso que uno verdadero—, aun así me refugie detrás de Mel como si tuviese siete años en vez de dieciséis.
Abrí mi boca, pero no salió ningún sonido. El se despidió agitando la mano y caminó tranquilamente frente a nosotras.
—Me tengo que ir. Tengo que apresurarme a registrar a la nueva llegada pues es casi hora del Taller. No quiero hacer esperar a mi alumna favorita—se detuvo por un momento y guiño el ojo—. Sospecho que contrario a usted, Señorita Turner, Julia Going va por buen camino. Ella está realmente motivada y no puede esperar a dejar el Obmil.
Notes:
Limbo is the same word in Spanish and English, so Obmil still works.
Crappity-crap-crap has no translation. “¡Me lleva!” would be a standard way to say it in Mexico and some other Hispanic languages, and also the expression would come across in Spain. “Mierda” would be more common in Spain, but in Mexico would have a stronger meaning (shit) if that’s what you are aiming for. “Joder” or “Jolines” would also be used in Spanish (Spain) translations, but the term wouldn’t be familiar in Mexico.
There are no proper terms in Spanish for Second Timer or Third Timer. However, First Timer is translated as “Primerizo” or “Primeriza” (for a girl). Second Timer and Third Timer would be usually referred as doing something “For the second time”, “for the third time” as opposed of having their own term. However, many authors and texts apply the same grammar of First Timer = Primeriza and uses Second Timer (Secundiza) and Third Timer (Terceriza) the way I did in this translation.
Sinopsis
Errores que cambian la vida están destinados a cambiar vidas.
Cuando Elliot muere por tercera vez, se da cuenta de que ha cometido un grave error. Ella no recuerda como es que ha llegado a la vida después de la muerte otra vez, pero sabe que es su última oportunidad de hacer las cosas bien.
Elliot solo quiere seguir adelante, pero primero debe enfrentar su pasado y sumergirse en los dolorosos recuerdos que preferiría mantener enterrados. Recuerdos de las personas que ha lastimado, personas que ha traicionado… y personas que ha matado.
Mientras pone en orden los secretos y errores de su pasado, Elliot debe encontrar la manera de ganarse el perdón de la persona que mas ha lastimado, y revelar la verdad a los dos chicos que ella ama… aunque eso signifique perderlos para siempre.
Thank you so much, Lobsang. <3 And in honor of my September post that never was–what are you dreading now that the summer is almost over. What are you looking forward to the most? I HATE not being able to sleep late in the morning, but I love jeans and a sweater weather.